sábado, 17 de abril de 2004

FUGAZ

FUGAZ

Cada vez que te dibujas tenue ante mi esperanza
dejando no se qué seguro escondite,
apenas terminas de perfilarte
y ya te esfumas en el aire que respiro,
o caes como una torre de naipes.

Si vuelve tu nombre a mis labios
mientras contemplo un cielo o una tierra,
no persistes en mis ojos sino que huyes,
y te escapas entre mis manos como agua.

Siempre me sorprendes
y apareces cuando no te espero.
Pero no acudes
si es por tí que velo.

Vas y vienes,
oculta en la densa selva del futuro.
Y te burlas de mi zozobra,
y te ríes de mi memoria.

Me he acostumbrado a saber
que sólo te tengo entera en esos sueños
que anuncian cierto porvenir dichoso.
Y que cada vez -menos etérea-,
acabarás por reinar feliz y triunfante
sobre las ruinas de quien es y será
sólo una sombra que espera.