domingo, 26 de febrero de 1989

NIEVE

NIEVE

Amo la nieve por el silencio que impone
a las ciudades,
    porque todo se vuelve blanco
en su constancia.
    Porque hace de un hueco un hogar.
    Porque obedece la ley de gravedad
pero tranquila y sin prisa.
    Porque sus copos son solidarios
al construir la sonrisa de un muñeco.
    Porque muestra siempre en su espalda
    el rastro del ladrón,
    el rumbo del santo,
    la vida del niño.
Amo, en fin, su pureza...
    Porque cuando oscurece en los caminos
    entonces
deja de ser nieve.